Sé lo que estás pensando John Verdon

Esta novela empieza como un thriller común.

De hecho, para los escépticos sería el clásico comienzo de lo que puede ser un gran bestseller o una enorme decepción, aunque lo uno y lo otro no son incompatibles.

La historia que empieza reuniendo al reconocido inspector de policía de Nueva York recientemente jubilado, David Gurney y a un viejo compañero de universidad que dirige un centro espiritual para gente adinerada, Mark Mellery, no es precisamente lo que esperas de una novela ‘eléctrica’ o ‘inteligente’ tal y como se la ha definido. Y es que ambos adjetivos son demasiado agudos y generan muchas expectativas.

Lo que si contiene esta novela es el nervio fruto del enigma indescifrable, la inquietud provocada por un acosador inteligente, la perplejidad ante conexiones aparentemente inconsistentes y los lazos del pasado revividos y recreados en el presente de forma grotesca y monstruosa.

Cumple su misión, no aburre y tienes ganas de llegar a la última página para confirmar lo que ya sabes, de modo que a la vez que entretenida, es ligera y predecible. Ciertamente el personaje protagonista es lo opuesto de lo que se le presupone a una novela ‘eléctrica’, no es precisamente un personaje al estilo Harry Hole (Jo Nesbo). Gurney es gris en sí mismo, pero reluce en contacto con los demás. Cobra sentido cuando entran en juego otros personajes: polis ‘cabronazos con barba de tres días y muy eficientes’ como Jack Hardwick, el capitán Rod Rodriguez o John Nardo, fiscales ávidos de páginas en la prensa como Sheridan Kline, y psicólogos forenses, más o menos todos sacados de un molde. Entre todos ellos Madelaine, la esposa del protagonista y estrella polar. No solo determina el rumbo de sus indagaciones, también ordena la verdad de su existencia.

En definitiva, recomendable, sí pero no esperes nada nuevo.

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