Muerte en Estambul Petros Márkaris
Para los que recordamos Muerte en el Nilo como un viaje inolvidable que nos hizo descubrir lo majestuoso que puede ser un crimen, el título de esta novela es un claro reclamo.
Dentro de un marco colorido y especiado se relata una tragedia colectiva. Unos sucesos tristes, ecos del pasado que desembocan en una cuestión no relacionada con la justicia divina, sí con la venganza humana. Más allá de estos detalles y su título, esta historia es muy diferente a cualquiera de las de la Reina del Crimen.
Entre el grupo de turistas griegos que llegan a Estambul para pasear por las pintorescas calles de sus barrios, saborear la típica cocina turca y visitar los monumentos más singulares sin olvidar las compras imprescindibles, se encuentran pasando unos días de vacaciones Kostas Jaritos y su esposa Adrianí. De hecho, en realidad el comisario Jaritos se dedica a fingir cierta fascinación por el lugar mientras dirige su atención hacia cualquier otra circunstancia más mundana. Porque este personaje, es así, mundano, aburrido, ciertamente soso, en línea con la conservadora, melancólica y algo amargada esposa que le acompaña. Bueno, visto de este modo puede no parecer interesante, pero en realidad conforman una pareja muy normal, de silencios y reproches, convencionalismos y costumbres. Nada fuera de lo común.
Muerte en Estambul es una novela marcada por su contexto. Nada tendría de especial la desaparición de una ciudadana ateniense que se esconde en la ciudad turca y que va dejando un rastro de muerte a su paso. Probablemente incluso perdería interés el hecho de tratarse de una anciana, a menos que se trate de una escabrosa narración de asesinos en serie o de una novela genial al estilo de Petirrojo de Jo Nesbo, que no es el caso. Pero es ahí donde está la mejor parte.
Kostas Jaritos se ve atrapado en la investigación de unas misteriosas muertes por envenenamiento y la búsqueda de su autora. Y para ello deberá tirar de un hilo fino de vagos recuerdos. Entrevistará a parientes, conocidos y vecinos cada uno con su propia historia llena de penurias y vicisitudes personales. Descubriremos los terribles sucesos de septiembre de 1955, el éxodo de la comunidad griega, lo que motivó al resto a quedarse y las difíciles relaciones entre turcos, armenios y judíos. Entretanto recorremos la zona histórica de una de las ciudades más bellas de Europa. En sus conversaciones y situaciones se incluyen continuas referencias a las diferencias culturales entre griegos y turcos. Mientras los tópicos y la ignorancia de las generalidades tienden a desmentir sus diferencias, los matices desenmascaran realidades completamente opuestas y su sutileza acierta a desnudar la grandeza de cada una de ellas.
«Instantes antes de mi partida, descubro que parte de la belleza de la ciudad procede de su pulso, de esa fiebre que sube cada mañana y desciende a última hora de la noche. Esa fiebre oculta gran parte de su fealdad; la febrilidad te distrae y no te fijas en ella. Ahora que las calles están vacías y no hay hombres ni vehículos que actuen como rompeolas visuales, queda al descubierto su aspecto mísero.»
Muerte en Estambul. Petros Márkaris.Trad. de Ersi Marina Samará Spiliotopulu. Tusquets Editores en colección Maxi.
E incluso de una forma muy delicada pero no por ello menos contundente Petros Márkaris halla el modo de manifestar como la Europa occidental lanza una mirada contradictoria, inconsistente y dotada de cierta hipocresía en lo que a la teoría de las libertades se refiere en el trato a sus minorías étnicas. Es la historia de Murat y su esposa Nermín, una pareja turca con principios alemanes. Otra forma de entender las realidades culturales alejada de las superficialidades.
«A Murat le gusta mucho la cocina alemana. Porque nació y creció en Alemania. Yo fui allí cuando tenía siete años. – Hace una pausa antes de añadir con cierta amargura-:Yo aprendí de los alemanes hasta su cocina. Los alemanes no aprendieron nada de mí.»
Muerte en Estambul. Petros Márkaris.Trad. de Ersi Marina Samará Spiliotopulu. Tusquets Editores en colección Maxi.
Sin compromisos, pero sin tapujos, sin dramas ni romanticismos, realista y naturalizada. En definitiva, es esta una novela que no brilla por su genialidad, pero bien merece una lectura calmada. No es un viaje alucinante, es una travesía por el bósforo, zigzagueante, que se acerca a las costas europea y asiática, donde el lector observa, sentado desde cubierta, arropado por el sol, acariciado por una brisa ligera que huele a mar y petróleo.
Otras reseñas de libros
Comentarios publicados
Revivir un viaje por estambul. No sé si la mejor novela, pero sí la más contundente en lo referente a la justicia y a las desigualdades culturales y étnicas.
TayaUn libro que no deja a nadie indiferente, lo mejor de Markaris.
Markis