Las marismas Arnaldur Indridason
Islandia.
Interesante no, interesantísima. Imprescindible. Clima de tremenda resignación e indolencia como modo de encarar los acontecimientos. Erlendur (prota) puede que sea uno de los personajes casi con categoría de individuo más inteligentes con los que me he topado hasta el momento.
¿Desapego? No, más bien es una postura defensiva. ¿Falta de empatía? Yo creo que es su forma de protegerse del sufrimiento. ¿Desesperación? En absoluto.
«Uno piensa que no le va a afectar. Uno se cree lo bastante fuerte para afrontarlo todo. Uno piensa que se blinda con los años y que apenas puede ver la suciedad a distancia, como si no fuera con uno, y conserva de esa manera su salud mental. Pero la verdad es que no hay distancia. No hay blindaje. Nadie es lo bastante fuerte. El horror te persigue como un espíritu maligno que se instala en tu mente y no te deja en paz hasta que te parece que esa suciedad es la vida misma, y te olvidas de cómo vive la gente normal. Así son las cosas.»
Las Marismas (Mýrin). Trad. Kristin Arnadótir. 2006 RBA Libros, SA.
De hecho, a diferencia de otras novelas, la ansiedad causada por la resolución del crimen es sustituída por la necesidad de encontrar su causa, sus motivaciones, las razones vividas con una desconcertante calma. El desencadenante de un final más que merecido desde un punto de vista situado en la borrosa línea que separa la justicia de la venganza.
La novela empieza con el asesinato de un camionero en su casa del barrio de Las Marismas en Reikiavik. En este caso, el misterio no se oculta en el crimen sino al revés, es el crimen el que acabará desenterrando el misterio. La trama es algo predecible precisamente por su verosimilitud. Erlendur y su personal drama familiar (la relación con su hija Eva Lind recuerda de lejos a la hija de Wallander, Linda) son el mejor hallazgo, aunque todo apunta que Sigurdur Oli va a estar ahí.
Como en otras novelas también están presentes la violencia de género y el camino de decadencia que parece haber tomado la sociedad en su conjunto. En este sentido, aunque el parecido con H. Mankell es prácticamente inexistente, en mi opinión hay algún punto de encuentro. La drogadicción, el alcoholismo, la prostitución y la violencia en sí misma son problemas sociales naturalizados y próximos que ya no se ocultan en la madurez y la marginación. Algo que también vemos en M. Sjowäll & P. Wahlöö.
Entre el miedo (Mankell) y la alerta (Sjowäll) veo la evidencia de Indridason vivida de cerca pero sentida como observador distante.
El peso de la historia está en su protagonista. No esperes descubrir personajes secundarios construidos con carácter e historia propia, participan, pero no son parte fundamental (por el momento, es una saga y esto siempre conlleva sorpresas). Es una novela es una parada obligatoria y casi con toda seguridad no es el final del trayecto.
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Comentarios publicados
Una lectura entretenida de intriga y suspense, aunque no tan buena como su otra novela «La mujer de verde».
ClementinaPara los fans de la novela negra nórdica es 💯 recomendable. Con una clima frío y angustioso que te traslada a la oculta Islandia donde sucede la historia. Es un libro de fácil lectura.
Jimmy