La dama del lago Raymond Chandler
Una novela Azul de Prusia
Es espléndida. La diferencia entre bueno y extraordinario es aquello que consigue Raymond Chandler con asombrosa sencillez.
Verse atrapado en una historia que avanza sin que te des cuenta es una sensación difícilmente descriptible. “La Dama” te abraza con su humor ácido, y te desvela con su ingenio punzante. No hay psicología ni subterfugios, “el Lago” es tan puro y brillante que te lleva, agarrándote la mano y sin soltarte, de inicio a fin.
Es una novela de puertas con marcos de metal color platino, por la que esta vez no desfilan estrellas de Hollywood. Es una formidable sala de sillones de cuero y cromo; es una humareda de tabaco sacado de cajas de cobre y caoba. Un ambiente en el que los secretos se vislumbran a través de persianas de lamas; en el que las noticias llegan en telegramas y los mensajes se entregan en notas mecanografiadas. Escenas en el que el único clic es el de las clavijas de las centralitas, y la búsqueda se escapa entre los dedos que repasan las páginas de una agenda de áspero cuero marrón.
¿Quién ha desaparecido? ¿Quién ha muerto? ¿Quienes son los desconocidos? Sombras que existen y cuerpos que se conservan inmóviles en fotografías de papel brillante.
Una historia de Philip Marlowe, de una lógica natural. De indagaciones y explicaciones entre sorbos y tragos. Directa y al grano. De acción sin pretensiones. De seres horriblemente mundanos, como el Sheriff Patton de Puma Point, el atormentado e iracundo sargento Dergamo de Bay City, el infeliz ejecutivo Derace Kingsley o el patético perdonavidas Lavery. Asombrosamente reales en sus gestos, en sus voces, en sus miedos y en sus ambiciones. Y entre ellos, un detective nada ordinario en un trabajo como cualquier otro.
La dama del lago es una historia de desapariciones, búsquedas, asesinatos, misterios no resueltos y corruptela de bajo perfil… Sin grandes elocuencias y posiblemente con cabos sueltos y así, tan imperfecta, es tan magnífica. Y un toque de trasnochado glamour, el justo de un perfume de sándalo impregnado en esa inocencia mezclada con un toque de dureza y amargura.
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Comentarios publicados
Raymond Chandler es uno de mis escritores favoritos. He leído esta historia varias veces y siempre resulta ser una lectura emocionante. Recomendado para a todos los fanáticos de este género.
A. JiménezChandler es un maestro del genero negro. Un libro que te engancha y lees como estar viendo una película.
Rafael